«Si Dios se ha dignado aceptarnos como sus hijitos y herederos del reino del cielo, ¿por qué nosotros, ingratos, no nos esforzamos siempre en ser buenos, puros y santos, dignos hijitos de un Padre así, como lo es Dios?» (Carta a la Señora Doña Camilla Carrafa, duquesa de Aerola).